sábado, 7 de abril de 2012

ENCAUCE

No existe la felicidad permanente, solo instantes. Solo hay momentos de dicha y momentos de malestar. Y ante el malestar, varios son los caminos posibles: enfermedad, síntomas, adicciones diversas. Encauce te propone otros caminos más saludables para aliviar el sufrimiento y posibilitar el bienestar. Una salida posible y más digna frente al padecimiento, abriendo espacio a la pregunta, al misterio y al asombro… En nuestros días, la ciencia y la tecnología prometen un dominio de lo real. Imperio del “todo… y ya”, de la falta de rituales, de significantes sociales que posibiliten tramitar algún duelo… Tensión permanente entre la tendencia a masificarnos (globalización) y al mismo tiempo, una fuerte tendencia a aislarnos (aislamiento y fragmentación). Más allá de la época, el ser humano-dice S. Freud- sufre un malestar que hace a su estructura y tiene que ver con lo real, del cuerpo, la muerte, el paso del tiempo, la enfermedad, la pérdida de seres queridos… Tiene que ver con aquello que no hay nada por hacer y que va más allá de la ciencia, la ciencia no lo puede todo. El malestar, también tiene que ver con la represión de la agresión y de la sexualidad, precio que se paga para vivir en una civilización, en una cultura. Somos seres culturales que nunca encontramos exactamente lo que buscamos, existe una distancia entre el placer buscado y el encontrado y allí radica una de las causas del malestar. Lo que hace cada persona con esa diferencia, marca su posición en la vida. Ante el malestar, son varios los caminos posibles… depresión, síntomas diversos, adicciones a sustancias, a comida, a personas, al trabajo, a la compu, son modos de abordar el malestar en la cultura. Pero existen otros caminos para el ser humano como la creatividad y el trabajo con otro/s. Armar lazos, pasar de un refugio narcisista a una posición de intercambio con otros alivia y aporta bienestar, algo de alegría… Entonces, al malestar se lo puede evitar o bien, se puede convertir en causa para la producción. Es cierto que, también los vínculos traen renuncias y malestar pero hay un camino mejor: la dicha que se obtiene del trabajo con otros y pertenecer con otros a una comunidad. S. Freud habla del trabajo psíquico, ese trabajo puede pensarse como una salida digna al padecimiento. Encontrar respuestas más allá de lo inmediato como un modo posible de acotar el malestar… bordear lo intolerable lo hace menos desesperante. Producir nuevas narrativas, lograr efectos de transformación subjetiva por los caminos del trabajo y la creación, donde el sujeto pueda renunciar a lo más aniquilador de su posición narcisista. Lic. Gabriela L. Di Santo

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